Me levantaría bien temprano, e iría a escoger el mejor de todos los ramos de rosas.
Luego me desplazaría a mi rutinario trabajo, cumpliria con mi deber, deseando que llegara el mediodía. Pasaría a recogerte a la salida del tuyo. Te entregaría las flores que mereces, e iríamos a picar algo.
Pasearíamos por la Rambla durante la tarde, de parada en parada, comprariamos varios libros, y, tal vez, hiciesemos cola para que nos firmara un ejemplar el famosillo de turno.
Luego tomaríamos un par de birras bien frías, en alguna terraza. Conversaríamos, y me quedaría, como siempre, prendado de tu luz, de tu sonrisa.
Anochece, y es hora de ir a coger fuerzas, con una cena en el mas intimo, tranquilo y acogedor de los restaurantes de la ciudad. Mas conversación, risas, miradas.... Dándonos la mano por sobre la mesa, tras el postre, mientras descorchamos una botella del mejor cava.
Esta noche estas mas preciosa que nunca.
Llegados a este punto, te llevaría a la habitación de hotel previamente reservada. Con todos los detalles que mereces. Tu nombre escrito con pétalos de rosa en la cama, una nueva botella de cava en su cubitera esperando ser descorchada. Y tu, siempre tu. Y yo, y mis ganas de hacerte pasar las mas inolvidable de las noches. Fundiendo nuestros cuerpos, como si no existiese el mañana.
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